Nuestro objetivo es fomentar la seguridad alimentaria aportando a la nutrición, producción y preparación para el disfrute de alimentos variados y de calidad

La Fundación Frisby consciente de que el hambre es uno de los problemas humanos más trascendentales a nivel internacional, reconoce que el acceso a una alimentación balanceada y de calidad debe asumirse como un derecho de cualquier individuo, pues su inhibición constituye causa y secuela de otras problemáticas sociales que también van en detrimento de la calidad de vida de las personas y de la sociedad.
En este sentido dos elementos cobran importancia; el primero está relacionado con las condiciones primarias que determinan la seguridad alimentaria, como la disponibilidad y el acceso y el segundo, con la capacidad comunitaria para desarrollar relaciones sinérgicas y autosuficientes para la producción de alimentos.

Se realizan talleres para brindar a gestores sociales, conocimientos relacionados con procesos de autogestión comunitaria para la seguridad alimentaria. En dos años se han formado 460 Gestores sociales en siete (7) ciudades de cinco (5) departamentos a nivel nacional, cada uno de ellos ha acompañado y hecho seguimiento a 12 familias, logrando impactar más de 30.000 personas.

Entre los contenidos entregados a los gestores sociales se encuentran: conocimientos básicos para una alimentación balanceada, factores sociales y familiares que inhiben la SAN, impactos sociales, ambientales y económicos de las cadenas agroalimentarias convencionales, estrategias de autogestión comunitaria para una mejor alimentación y estrategias de intervención comunitaria.

En Alianza con el Centro Logístico Dosquebradas se realizó el acompañamiento y formación de 120 familias hacia el conocimiento de estrategias de nutrición y buenas prácticas en la preparación de alimentos.

Posteriormente con 67 familias voluntarias, de las 120 con las que se inició el proceso, se realizó un proceso de producción urbana de alimentos para autoconsumo. Se les brindó asesoría técnica, insumos y acompañamiento, del cual han resultado 20 huertas activas durante dos (2) años consecutivas en el barrio Inquilinos, sector la Badea, Dosquebradas.

En Santander 70 familias recibieron la capacitación e insumos para el establecimiento de sus huertas caseras.

La Fundación Frisby hizo extensiva la formación en huertas urbanas a la comunidad en general, a través de un curso de 8 horas distribuidas en 3 talleres prácticos, dirigido a todas las personas que deseen iniciar un proceso de alimentación consciente, por medio de la producción familiar o individual de alimentos para autoconsumo.  Brindando herramientas, conocimientos e insumos suficientes para establecer un huerto sustentable.

El primero de ellos se realizó de manera exitosa con 20 personas colaboradoras del grupo Frisby y sus familias.

Teniendo claro que en el proceso comunitario es trascendental involucrar a los niños que acompañan sus padres en los talleres de formación, hemos generado una estrategia de difusión para ellos, a través de una obra de títeres basada en nuestro cuento infantil para la seguridad alimentaria y un ambiente sano “Camila, Julián y la ruleta mágica” donde se motiva a los niños a comer alimentos nutritivos y proteger los recursos naturales.
Se han impactado 555 niños con esta obra que se ha presentado también en alianza con instituciones como el Club Activo 20-30 seccional Pereira, La Fundación Social de la Cooperativa de la empresa Nestlé – La Rosa y Ecopetrol.

En el 2015 se emitieron 144 certificaciones en 320 horas de formación distribuidas en 8 cursos de cocina saludable dictados por el Sena en el espacio de la cocina experimental con que cuenta el colegio de la Fundación Frisby.

Las modalidades de la media técnica del colegio de la Fundación Frisby son procesamiento de alimentos y gestión de empresas agroindustriales.
Los jóvenes de ambas especialidades desarrollan un proyecto productivo en esta etapa.

En el centro de gestión ambiental de la Universidad Tecnológica de Pereira se adelantan ejercicios para la conservación de especies agroalimentarias nativas y en alianza con el colegio se evalúan los usos culinarios y transformación industrial de estas especies.

Durante el 2015 se asesoró la formulación y seguimiento de un proyecto de Seguridad alimentaria para la institución educativa secundaria en el municipio de Dagua, Valle del Cauca, en alianza con la empresa Harinera del Valle dentro de su programa de responsabilidad social empresarial.

Así mismo se aportó en la formulación del proyecto de Seguridad Alimentaria en dos Hogares Infantiles de la ciudad de Dosquebradas, recibiendo recursos de la convocatoria Entretejidos del Instituto Colombiano de Bienestar familiar, que buscó impactar 250 familias beneficiarias de estos dos centros.  Este proyecto se desarrolló con la colaboración del Club Activo 20 – 30.